viernes, 6 de julio de 2012

Un desalojo que terminó en matanza

Un hombre asesina a cuatro personas antes de suicidarse en el desahucio de un piso en la ciudad alemana de Karlsruhe

Un hombre mató ayer en un barrio residencial de la ciudad meridional alemana de Karlsruhe a cuatro personas antes de suicidarse, en un aparente intento de evitar el desahucio de una vivienda programado para primera hora de la mañana. Entre las víctimas de la matanza se encuentran su propia pareja sentimental, el funcionario que tenía que llevar a cabo el desalojo, el cerrajero y el nuevo dueño del piso.

Según informó la Polícia durante una rueda de prensa, el hombre, de 53 años de edad, cazador aficionado y sin antecendentes por violencia o agresiones, lo habría tenido todo planeado, una conclusión que se deduciría del arsenal localizado en la vivienda: una escopeta, dos pistolas y una granada de mano, además de abundante munición. «Nada hacía preveer lo que sucedió», explicó el portavoz de la Policía local, Roland Lay.

La tragedia comenzó a gestarse a las 8 de la mañana, cuando el procurador se presentó en el último piso de un edificio de Karlsruhe acompañado de un cerrajero y un trabajador social. Unos minutos más tarde se sumó a la comitiva el nuevo dueño del inmueble; lo había adquirido en subasta ante el impago prolongado de su dueña. El autor de la matanza abrió la puerta y dejó entrar al grupo en el piso. En ese momento, nada podía hacerles preveer lo que se desarrollaría a continuación.
 
Una vez en el salón del domicilio, el hombre les pidió que se sentarán en el sofá. El procurador quería llevar a cabo el desahucio lo más rápido posible y se negó. En ese momento, el individuo fue al dormitorio y regresó con una pistola, con la que disparó al funcionario judicial dos veces en el muslo. Después obligó al cerrajero a que atara las manos de los otros dos rehenes. En un momento de descuido, el cerrajero, de 33 años y de origen turco, intentó huir, pero la suerte no le acompañó y murió después de recibir cinco tiros.

El hombre depositó el cadaver del operario en el sofá. Después de este primer asesinato, entró en la cocina y allí bebió un par de cervezas y fumó algunos cigarrillos. Cuando regresó al salón, informó al trabajador social de que podía irse, con la misión de contar lo ocurrido en la vivienda. De este modo, gracias al único superviviente, la Policía pudo conocer la gran mayoría de los detalles de lo acontecido en el interior del ático.

Unas horas después de que se diera la alarma, hacia las 11 de la mañana, el comando especial de operaciones (SEK) de la Policía irrumpió en la vivienda espoleado por una posible alerta de incendio y después de no haber conseguido mantener contacto con el secuestrador en horas. Fue en ese momento cuando la tragedia cobró vida ante los ojos de los agentes, que comprobaron con estupor el triste desenlace del secuestro.
 
Al entrar en el piso, entre un denso humo, vieron la alfombra del salón ardiendo y tres cadáveres en el sofá: los del procurador, de 47 años; el nuevo dueño del piso, de 49, y el cerrajero. Todos presentaban disparos en la cabeza. Poco después descubrieron el cuerpo de la mujer y anterior propietaria del piso, de 55 años, en la cama del dormitorio con un disparo en el pecho. Y, finalmente, el cadaver del secuestrador con un tiro en la cabeza, también en la habitación de la pareja.
 
Según las primeras investigaciones, la mujer ya estaba muerta cuando ocurrió la tragedia y el autor de los disparos, que se suicidó con una escopeta poco después de prender fuego a la alfombra, vivía con ella.
 
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